Viajar en avión no es fácil para muchos padres, ¡así que imagínate para los niños! Es demasiado pequeño, no te puedes levantar a pasear, tienes que estar sentado la mayor parte del tiempo, los asientos son estrechos… si los adultos nos agobiamos, los niños aún más porque ellos necesitan moverse y estar activos mucho más que nosotros.
Si tienes un niño que grita, que patea el asiento y que tiene una rabieta en pleno vuelo… es probable que todas las miradas vayan hacia ti, pero no te preocupes porque hay formas de evitar este tipo de crisis en pleno vuelo.
Prepara a tu hijo
Si tienes pensado el vuelo y está programado el viaje desde tiempo atrás, aunque tu hijo no sepa aún que se irá de viaje puedes prepararle con cuentos sobre aviones, ver vídeos sobre vuelos y aviones… hazle ver que son seguros, que son chulos y que puede ser muy divertido viajar en ellos.
Explica las reglas del avión
Es importante cuando tu hijo ya sepa que va a volar en avión, que le expliques las reglas que eso conlleva. Le tendrás que explicar lo importante que es estar sentado en silencio para no molestar a las personas y saber esperar pacientemente. Tendrás que explicar que hablar alto o discutir en el avión no está permitido.
También es conveniente que hables sobre las normas de los aeropuertos, tendrás que explicarle que todo el mundo utiliza los pies para caminar y que no se corre dentro de un avión ni tampoco cuando se accede a él. Repítele las normas a tu hijo durante los días previos al viaje para que no se le olviden.
Llega al aeropuerto sin prisas
Es importante que el día del viaje no sea agitado, por lo que tendrás que llegar al aeropuerto con la máxima antelación posible para evitar las prisas y así poder hacer todos los trámites en un buen tiempo.
Sé precavido/a
Recuerda que un niño cansado y hambriento se pone de mal humor (¡exactamente igual que los adultos). Así que, siempre que sea posible asegúrate de que tu hijo esté bien descansado el día de antes del viaje y además trata de alimentar a tu hijo bien antes de llegar al aeropuerto para que no le entre el hambre en el momento más inoportuno.
También puedes utilizar las recompensas para motivar a tu hijo a portarse bien, pero cuando tenga una mala conducta no le prestes atención y únicamente recuérdale la pérdida de privilegios que tendrá al llegar al destino.
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