Desde la perspectiva de un adulto, resulta absolutamente natural y normal que nos sobrevengan arcadas cuando presenciamos a alguien vomitando. Supongo que será una forma de empatía, de ponerse en el lugar del otro o pensar que uno puede estar en la misma situación (desagradable) que está el otro.
En cualquier caso, sea como sea, supone un reconocimiento de una realidad en otra persona y su asimilación casi como propia. Y a todas luces parece esto una actitud más bien madura, adulta, que supone tener ciertos aspectos sociales muy bien asentados en la mentalidad personal.
Todo esto lo cuento porque ayer nos comentaron en la guarde que nuestro hijo de diecisiete meses, al ver a uno de sus compañeros vomitar, le entraron arcadas.
Y hasta las propias profesionales del centro se extrañaron que un niño tan pequeño tuviera esos “reflejos” al observar algo que le ocurría a otro. No quiero decir que mi hijo sea especial, nada de eso.
Es muy posible que puede empezar en esta época este sentido de la empatía. Pero he buscado información y los motivos para tener arcadas en bebés son todos físicos. Es decir, problemas estomacales, intestinales, respiratorios, por virus, etc. Todo tiene una causa concreta en el cuerpo del pequeño de carácter físico. Y por mucho que he buscado, no he encontrado razones “psíquicas” que expliquen este comportamiento.
Somos padres primerizos y hay muchas cosas que vemos en nuestro hijo que serán de lo más normal pero nos fascinan. Nos sorprende cómo aprende, las cosas que imita, cómo muestra sus sentimientos o nos hace el vacío.Y, como otro aspecto más por el que sentirse en estado casi permanente de alucinamiento está este tipo de cosas que nos dicen en la guardería que hace.
¿Será que está aprendiendo a que vivir en sociedad es esto, que es importante empatizar con el entorno? Ojalá. Será señal de que va por el camino que yo quisiera que fuera, el de ponerse en la piel de los demás.
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