Dos días después de que se publicara mi entrada en el blog de Baby Moon sobre el virus de la bofetada hace unos días, mi hija llegó a casa con los mofletes coloradísimos.
Será del sol del patio. Habrá que empezar a ponerle crema protectora del sol. Jolín pues sí que está fuerte el sol este año. (pensé). 
Al día siguiente la princesa se iba de excursión al puerto de Barcelona, ya que están trabajando el faro y cuando la recogió su padre del cole tenía todos los brazos (más por donde no le protegía la camiseta), llenos de puntitos rojos.
A priori pensamos que se había quemado del sol, pero luego barajamos la posibilidad de que se tratar de algún tipo de alergia.
No fue hasta entrar en la consulta de la pediatra esa misma tarde cuando, después de mirarla a la cara y ver su sonrisa, le dije: Qué es, la enfermedad de la bofetada, no?
A lo que la pediatra me contestó que sí, que se trataba de un virus que se conocía con ese nombre porque en principio se iniciaba en los mofletes pero que luego se extendía por todo el cuerpo.
Paso a paso del virus de la bofetada
En el caso de mi hija el virus duró 4 días con los siguientes síntomas:
Primer día: Mofletes colorados, más uno que el otro.
Segundo día: Mofletes exageradamente rojos y brazos.
Tercer día: Los mofletes ya mostraban su aspecto normal, en los brazos quedaba un poquito de rojez y aparecen los puntitos en las piernas, tal y como os muestro en la foto.
Cuarto día: Desaparece la rojez de todo el cuerpo a excepción de un resto en piernas y culete.
Ella no tuvo fiebre, ni ninguna molestia más que el picor, para lo que le ponía aceite de caléndula y un antihistamínico que recetó la pediatra y que se tomó únicamente la primera noche.
Así que ahora sí, con la experiencia de haberlo vivido en casa, os puedo decir que no es grave y que una vez que aparecen los mofletes rojos, ya no se contagia.
¿Habéis oído casos del virus de la bofetada cerca de vuestro entorno?
