Tenemos un Terminator en casa: nuestro peque

Tenemos un Terminator en casa. NO lo digo, simplemente, porque cada vez que pasa nuestro pequeño de algo más de trece meses por cada habitación deja todo desperdigado y tirado por el suelo como si hubiera ocurrido, de verdad, la guerra entre las máquinas y los hombres. Bueno, un poco también por eso, no nos vamos a engañar. Son gajes del oficio.

tenemos un bebé fuerte

Hasta que aprendan (les enseñemos) a recoger las cosas que tiran, nos tenemos que acostumbrar a este paisaje tan común en todas las casas.

Lo digo también porque, no sé si será habitual en todos los niños pequeños, veo que nuestro hijo es capaz de mover objetos ,incluso levantarlos, cuyo peso y dificultad superan con mucho lo que se supone que debería ser capaz de lograr con sus pocos meses de vida.

No hablo de sus juguetes, que suelen ser pequeños.

Le he visto levantar en vilo (hasta la altura que le dan los brazos, lógicamente) el parque que tenemos en el salón y que, de paso, está lleno de juguetes para que se entretenga los ratos que necesitamos estar sin persecuciones ni con un niño en brazos. Por supuesto, después de tal “hazaña” voltear un andador, una mesa de actividades o una silla, como también ha hecho, parece cosa menor.

tenemos bebes fuertesSin embargo, el motivo principal de este post es algo que nos llama especialmente la atención y que nos recuerda muchísimo a los Terminator del cine.

Fijaos bien porque seguro que lo notáis vosotros también. Vuestros hijos se harán infinidad de heridas, raspones, arañazos, golpes, más o menos grandes. Es inevitable.

Lo curioso es ver cómo se regeneran. ¡¡¡A velocidad de vértigo!!! Con heridas pequeñas, de un día para otro las tenía curadas, desaparecidas.

Es de suponer que sus sistema de “reparación de daños”, al estar intacto por el poco uso, se encuentra en su plenitud de energía y, por eso, cualquier daño que se produzca en el cuerpo y cuya señal podamos ver a simple vista, es restaurada con una facilidad pasmosa.

tenemos un terminator en casa Y yo, asombrado, no puedo más que pensar en las escenas de Terminator en las que las heridas desaparecían en segundos, como por arte de magia.

Lamentablemente, a medidas de todos crecemos, esa mágica posibilidad se va diluyendo. Lástima…
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Acerca de Javier

Un Padre con la L
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