En primer lugar, si tu hijo o hija se muerde las uñas, lo primero que debes hacer es, mantener la calma. Los episodios de morderse las uñas suelen ser temporales y que te muestres preocupado/a ante él no va hacer que la situación mejore.
En segundo lugar, puedes hablar con él o ella sin mostrar demasiada preocupación y comentarlo con la profesora para intentar averiguar qué es lo que está cambiando en su entorno para que haya adquirido este hábito.
Normalmente este hábito viene provocado por un estado de nerviosismo o inseguridad y el hecho de morder la uña reconforta. El caso será grave en el caso de que se muerde las uñas tanto que llegue incluso a la cutícula, porque podría aparecer una infección o incluso provocar deformidad.
Mi hija lo empezó a hacer de bien pequeña, tendría un año. Mi suegra fue a la farmacia y le dieron un líquido amargo que se pone en las uñas con un pincelito para que cuando vayan a empezar la tarea de morder les de angustia y no lo hagan. Pero la princesa era tan pequeña que no me atreví a usarlo. Al final, simplemente, lo dejó de hacer.
Ahora, con casi 6 años lo ha vuelto a hacer. Me he dado cuenta porque al cortarle las uñas hay algunas como la del dedo índice o el pulgar que nunca crecen. Ayer le sangraba un poco la del pulgar porque se la había mordido demasiado. Le expliqué que las uñas, al igual que las pestañas u otras partes del cuerpo, tienen su función. Le expliqué que la función de las uñas es la de proteger la yema de los dedos, para que cuando cogemos cosas no nos duela. Que si se la seguía mordiendo se haría herida y que yo no podía hacer nada porque hasta que no volviera a crecer no le dejaría de doler.
A ver si funciona y dentro de poco os cuento “ya no se muerde las uñas.”
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