No es la primera vez que escucho que un o una peque se ha asfixiado con un trozo de manzana o en este caso, al comer uvas.
El año pasado murió un pequeño de 5 años por haber comido uvas en el recreo de su escuela. Esto sucedía en septiembre de 2014 sin que nadie pudiera salvarle la vida, después de haber estado varios días en coma después de la asfixia. Y en EEUU también ha habido varios casos de atragantamiento por comer uvas.
En caso de que notéis que vuestro o vuestra peque se está ahogando, recordad la importancia de hacer la maniobra de Heimlich, de la que os hablé en esta entrada.
En resumen se trata de golpear enérgicamente con el talón de la palma de la mano unas cinco veces en la espalda del o la peque, mientras se le sostiene por el pecho con la otra mano en su pecho. Después se debe girar al bebé para intentar retirar lo que le ahogaba con nuestro dedo arqueado.
Forma de preparar las uvas a los niños
Como el tema de las uvas está tan cercano con lo de la noche de fin de año, escribo esta entrada como medio para explicaros que es vital la forma en la que esté cortada la uva, para que el o la peque no se atragante con ella.
En definitiva se trata de trocear de forma alargada cualquier tipo de fruta “dura” que pueda ocasionar asfixia…como la manzana, la pera, la sandía…Hay frutas, como el plátano, que por su textura, es difícil que causen atragantamiento pero hay otras con las que debemos vigilar, sobretodo en bebés muy pequeños que empiezan a comer sólidos.
En lugar de cortar la uva por la mitad como si fuera una naranja, debemos cortarla dejando dos mitades alargadas. Además recomiendan que los y las peques no coman uvas sin la supervisión del adulto, especialmente si son bastante pequeños.
En casa, comer uvas es algo habitual porque a mis hijos les gustan mucho pero también es habitual comerlas a modo de ritual…me siento con un paño y un bol y, cuchillo en mano, voy pelando, quitando huesecillos y troceando las uvas antes de ofrecérselas.
¿Preparamos las uvas?
