Todavía en esta época otoñal es habitual ver algún insecto que otro, con lo que sobretodo si tenemos niños, no debemos despistarnos si vamos al campo o a alguna zona donde pueda haber riesgo, y tener a mano el repelente por si acaso.
Normalmente una picadura de insecto puede provocar en un niño o niña una leve inflamación que se aliviará aplicando alguna pomada tipo Dapis (ésta va realmente bien y es de homeopatía).
¿Qué ocurre cuando el insecto causa una picadura más molesta que una simple inflamación?
Pero a veces la cosa se complica bien porque el veneno que inyecta el insecto le produce alergia o porque el o la peque es más sensible a ese tipo de picadura lo que puede acarrear inflamaciones importantes, ardor, inflamación severa de la zona e incluso no poder mover bien la zona si el lugar afectado son las extremidades o los dedos.
El insecto causante no es fácil de determinar a no ser que sea por ejemplo una garrapata que suele quedarse enganchada y marcar también las patas, con lo que la picadura tendrá tres puntitos característicos.
Puede que el insecto causante sea una hormiga roja, un mosquito, una avispa o una araña…lo que hay que vigilar es que en principio en un día la inflamación de la picadura debe ir a menos.
En el caso de que la inflamación sea severa, deberás acudir al pediatra quien recetará seguramente un antihistamínico oral (tipo jarabe) y una pomada con corticoides.
A no ser que el proceso de la picadura curse con fiebre, el pediatra no recetará antibiótico.
Entre los síntomas que debemos vigilar después de una picadura grave está el de la dificultad respiratoria, la pérdida de conocimiento, urticaria que se expande por todo el cuerpo o la hinchazón cerca de zonas sensibles como ojos, labios o pene que puedan perjudicar la vista, el comer o el hacer pipí.
¿Se le ha complicado a vuestro/a peque alguna vez una picadura de insecto?
