Hemos pasado la Nochebuena y la Navidad y…, ¡menudo descontrol!
Comilonas fuera de su horario, retraso en el momento de irse a la cama, siestas inexistentes, barullo en casa, villancicos, juguetes que aparecen debajo del árbol como por arte de magia, petardos en las calles, Papás Noeles que no paran de saludarte, visitas y llamadas inesperadas, alegría desbordante… ¡Socorro!
Navidad con niños. ¡Tomátelo con filosofía!
Es difícil seguir con la rutina de todos los días en Navidad. Sobre todo porque, a ver cómo convences a tu familia de que coma a las 13:30, que es la hora a la que almuerza tu hija cada día, para compartir la mesa todos juntos. Al final logras que hagan una concesión y acepten las 14 horas como momento idóneo. Eso si las personas con las que vas a compartir el asado y el jamón son las más cercanas (o sea, padres y hermanos) y no ponen muchas pegas. Porque si os juntáis 15, la cosa se complica.
La siesta…, si el peque tiene ya cierto uso de razón, sobre los 2 años, olvídate de que se la eche. Solo querrá estar el primero de la fila para no perderse nada y jugar con los abuelos a saltar en la cama. Así que…, resignación y esa noche a la cama más temprano. Si a la criatura no le da por echar una cabezada, así, de repente, a las 19 horas, mandando al traste todos tus planes.
¿Y qué me decís de la comilona que se meten para el cuerpo en Navidad? Porque yo no sé quién comió más ayer, 25 de diciembre, si mi pequeña saltamontes o yo. Ver para creer. :O ¿Dónde lo echará? Por eso a las 7 de la tarde no me había atrevido a darle nada de merienda, por temor a que explotara.
Así que, queridos amigos y amigas lectores de este pequeño y gran blog, no desesperéis. En unos días todo volverá a ser como antes. Mientras, disfrutemos de la última semana del año. Y sálvese quien pueda…
¿Se descontrolan mucho tus hijos en Navidad?
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