Helados caseros para bebes: como prepararlos

Los helados caseros para bebés (para niños en general) son una forma fenomenal de, primero, darles algo divertido para comer y, segundo, saber exactamente lo que nuestros exactamente lo que nuestros hijos se llevan a la boca porque somos nosotros los que hacemos los helados.

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Antes que nada, hay que tener en cuenta que cada padre sabrá si sus hijos han introducido ya sin problemas en su alimentación complementaria cualquiera de los ingredientes de los helados que se vayan a hacer para evitar que al tomar el helado el pequeño tenga alguna reacción indeseada.

Los helados más sencillos de hacer son los de hielo.

Con leche de almendras de base, se añade el zumo de la fruta que se quiera introducir, incluso con algún “tropezón” que dé color y vistosidad al helado, y se lleva al congelador en un recipiente de los que se encuentran en las tiendas para hacer polos.

Si lo que se quiere hacer es un helado cremoso, habrá que partir de una base común compuesta por leche entera, nata, yemas de huevo y azúcar (una vez más, habrá que asegurarse que el pequeño puede consumir estos productos sin problemas), llamada crema inglesa.

los helados caseros

Se calientan la leche y la nata y cuando parezca que está a punto de romper a bullir, se retira del fuego y se vierte muy despacio y poco a poco sobre las yemas y el azúcar que se han mezclado previamente. Es importante echar la leche más la nata sobre las yemas y no al revés para evitar que se cuezan las yemas.

Se mezcla bien y se continúa echando el resto de leche más nata.

Esta es la base a la que le añadiremos, al gusto, la fruta triturada que nos apetezca o que más le guste a nuestro hijo.

los helados caseros

Una vez todo junto se puede hacer uso de una máquina heladora pero si no se dispone de ninguna (como puede ser lo normal en todas las casas), basta con meter la mezcla de la base inglesa con la fruta en papilla en cubiteras y llevarlas al congelador.

Una vez congelados los cubitos y antes de ir a tomarlos, se sacan del congelador, se atemperan y se trituran con lo que se logra la textura cremosa que se buscaba.

Además, seguro que además de darles alimento, a vuestros hijos les encanta la experiencia.

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Acerca de Javier

Un Padre con la L
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