Los helados son una fuente estupenda de proteínas, además de proporcionar hidratación y servir como una buena merienda en un momento dado. Además, ¡a los niños les encantan!
Sin embargo, es poco corriente encontrar un helado que carezca en su composición de grasas perjudiciales para la salud de niños y adultos, conservantes, colorantes e incluso aromas artificiales.
Por eso una buena opción es, sin duda, elaborarlos nosotros mismos. Es muy fácil. Tan solo se requieren 3 cosas:
1. Hazte con una heladera
En el mercado existen dos tipos de heladeras: sin compresor y con compresor.
Las heladeras sin compresor puedes encontrarlas a partir de los 20€ o 30€. Son livianas, ocupan poco espacio y su cubeta ha de ser almacenada en el congelador, para que a la hora de usarla esté muy, muy fría y el helado se pueda mantecar a la par que congelar. La cantidad aproximada de helado que fabrican estas heladeras es de un litro.
Las heladeras con compresor son grandes, pesadas y rondan los 200€. Pero presentan una ventaja: el compresor les posibilita que no tengas que meter en el congelador la cubeta para elaborar tus helados caseros. Y, además, con ellas puedes fabricar más cantidad de helado de una vez. Además, según dicen, el resultado es mejor en cuestión de textura y de dureza.
¿Cuál elegir? Pues depende de tus posibilidades económicas y de lo grande que sea tu cocina para guardarla. 
2. Busca recetas de helados
Una vez que hemos adquirido la heladera, con o sin compresor, el siguiente paso es buscar recetas de helados. Y ya sabes… ¡San Google está llena de ellas! Yo me quedo con esta web. ¡Espero que te guste!
Puedes hacer helado de casi todo. Algunos requerirán que elabores una masa previa con huevos, leche y azúcar y otros, como el de yogur, serán muy, muy rápidos de hacer.
3. ¡Y a comer tus elaboraciones heladeras!
Sin duda, la parte más deliciosa. Y preferida para los niños. Un helado nutritivo y fresquito resulta una estupenda alternativa a la merienda. Así que, ¿por qué no te lanzas a elaborar tus propios helados?
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