Una de las pruebas más duras a las que nos somete a veces la vida en nuestra faceta de padres es la enfermedad de un hijo. Si preguntamos a cualquier madre o padre del mundo cuál sería para ellos la mayor desgracia, todos darían, sin dudarlo, la misma respuesta.
Y, sin embargo, en este marco de tristeza y oscuridad, a veces nos encontramos con pequeños destellos de color que aportan esperanza en la mayor de las luchas. Destellos que vienen de la mano de la Fundación Curarte.
Objetivos de la Fundación Curarte
Según declaran ellos mismos, su razón de ser es “que los hospitales infantiles sean cada vez menos hospitales y más infantiles”.
Porque humanizar la estancia de los niños y padres en los hospitales es tarea primordial para que el tiempo que han de pasar allí se sientan como en su propia casa. Una casa en la que el color se imponga sobre el blanco de las paredes y de las batas del personal; donde la música suene en cada rincón; donde poder ver una película de dibujos; donde salir al jardín y respirar un poco de aire puro; donde aprender cada día una cosa nueva y donde poder leer y escuchar cuentos. Donde no dejar de ser niños, en definitiva.
Proyectos llevados a cabo por Curarte
Han sido muchas las iniciativas, desde su constitución en 2006, desarrolladas por la Fundación Curarte, enmarcadas en varios hospitales de nuestra geografía.
En esta imagen podemos ver la decoración actual de la sala de espera de las urgencias pediátricas del Hospital Infanta Leonor de Madrid, ambientada en el mundo circense.
O el patio tan chulo y amigable de la planta de hospitalización del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid.
Aquí una consulta de urgencias de pediatría del Hospital Universitario de Salamanca, tras la intervención de la Fundación.
Son solo 3 ejemplos que muestran que no hay nada mejor para plantar cara a la adversidad que poner un puntito de luz y color cuando lo vemos todo gris.
¿Conocías la labor de la Fundación Curarte?
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