Lo típico que te dice la gente cuando saben que tu bebé es un niño es…¿Ya le haces lo de bajarle el frenillo? (Refiriéndose a bajar la piel que cubre el glande del pene), pero hay expertos que indican que precisamente esta práctica puede desencadenar en fimosis.
La mayoría de opiniones afirman que la práctica de retirar el prepucio puede resultar contraproducente por la posibilidad de producir lesiones que serían caldo de cultivo para posibles infecciones.
Resulta que hace días que estoy en modo observación en los cambios de pañales porque a veces el bebé tiene un poco enrojecida la parte final del pene y dudaba sobre el tema de la fimosis.
Se entiende por fimosis cuando el orificio del prepucio es demasiado estrecho y no se desliza para dejar descubrir el prepucio.
La fimosis es fisiológica hasta aproximadamente los 3 años y de hecho la mayor parte de los bebés tiene el prepucio adherido por completo al glande. De hecho, esto tiene un nombre, dícese de las adherencias balano-prepuciales al tejido fibroso que une glande y prepucio.
La naturaleza ha previsto que los bebés tengan así su pene para protegerlo de posibles infecciones y siempre que no dificulte la salida normal del pipí, no debe preocuparnos.
Y la naturaleza ha previsto también que los bebés puedan experimentar libremente, descubrir sus propios órganos y jugar con ellos para que con esos estiramientos que realizan a sí mismos de forma totalmente natural y lúdica se vaya colocando todo en su correspondiente lugar. (Curioso que la práctica de “bajar el frenillo” se realice hacia el lado contrario al que suelen estirar los bebés mientras juegan).
Parece que hasta los 5-6 años podemos esperar a que por sí sólo el glande se vaya retrayendo, ya que en realidad, la finalidad es no obstaculizar las relaciones sexuales y de momento mi bebé tiene unos cuantos años por delante para saber qué es eso. Según la Asociación Española de Pediatría (aeped) a los 4 años el 80% de los niños ya podrán retraer el prepucio sin problemas.
En el caso de mi hija me ocurrió algo similar. En el caso de la princesa, su vagina estaba cerrada al nacer pero poco a poco, (creo que pasado el año) el orificio se abrió sin más, sin necesidad de abrirlo a la fuerza o con bisturí, como me había propuesto alguna pediatra.
Y lo que me llevó a no hacer nada ( o a hacer mucho) y dejar que la Naturaleza siguiera su curso fue la aplicación de la lógica aplastante en relación a la utilidad de su vagina. Si los bebés no tienen relaciones sexuales, ¿Por qué damos tanta importancia a sus órganos reproductivos?
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