A veces al mirar los patios, en la escuela, mientras voy y vengo a recoger a la princesa…recuerdo la metáfora que hacían en un libro del cual no recuerdo el nombre con la cárcel.
Ya sé que la metáfora entre la escuela y una cárcel puede sonar un poco exagerada pero si analizamos bien las características entre los dos lugares, podemos encontrar bastantes similitudes como los muros de cemento, las rejas o vallas, la sirena que avisa de la hora del patio, los rígidos horarios o incluso el uniforme…
Hoy leo sobre el trastorno por déficit de naturaleza en la escuela y analizando los aspectos relacionados con la naturaleza que podemos encontrar en la escuela, puedo concluir que son bastante escasos. Recientemente algunas escuelas se han animado a organizar un huerto y a llevar a cabo actividades relacionadas con la siembra y la agricultura.
Richard Louv define en su libro “Last Child in the Woods” el trastorno por déficit de naturaleza en la escuela como al síndrome que pueden llegar a padecer muchos niños y niñas por la falta de sensación de libertad y autonomía que les crea el estar día a día en un espacio cerrado como el aula convencional.
Los horarios fijados y las actividades dirigidas sumado a la influencia de las nuevas tecnologías hacen que los niños estén hiperestimulados y por eso cuando han perdido el contacto con la naturaleza, ésta les puede incluso parecer lenta y aburrida.
Entre las propuestas que proponen en la Web de actualidadpedagógica proponen las excursiones a la naturaleza, ampliar el aula, construir un huerto o salir sí o sí al patio como algunas medidas para evitar el trastorno por déficit de naturaleza en la escuela.
Recordemos que los niños y niñas deben tener tiempo libre para saber estar solos y aburrirse ya que esto es tan necesario como aprender inglés o a tocar un instrumento.
¿No os parece?
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