Aunque este año, el invierno, ha llegado bastante más tarde de lo esperado, el frío ya está entrando. Se nota por las mañanas, mucho más frescas. Hace apenas una semana salíamos a calle a cuerpo de rey, en manga corte y no nos hacía falta más. Ahora, si sales con una chaqueta ligera sobre la camisa, pasas frío.
Los niños, igual que lo son al calor, son muy sensibles al frío. Su piel sigue siendo una barrera por hacer y debemos, en primer lugar, “parapetarla” con la ropa adecuada y, segundo, hidratarla por dentro (dándoles mucha agua, aunque con el frío no la demanden tanto) y por fuera (con cremas hidratantes apropiadas).
Hablando de la ropa, una vez llegado a este punto del año, nos vemos obligados a renovar vestuario de nuestros hijos.Pero no por coquetería o por seguir modas (habrá quién sí lo haga) sino por una razón mucho más pragmática.
Desde la última vez que hizo frío y tuvimos que cubrir a nuestro hijo de año y medio con ropas adecuadas, bufandas, gorros, etc. han pasado unos seis meses largos.
En esos seis meses, ha debido crecer (tendría que comprobarlo en su libro de salud) unos diez centímetros tranquilamente. Y, claro, con diez centímetros más los bodies, los pantalones, las camisetas, los jerseys, incluso los abrigos, los gorros, todo se le ha quedado pequeño.
Así que, no hay otra, ¡¡¡a renovar tocan!!!
Hay un sinfín de opciones para renovar el armario de un bebé. Desde la ropa “heredada” de familiares y amigos hasta la que se comercializa en infinidad de centros físicos y sitios web. Sin duda, puede ser una muy buena referencia (a mí me gusta mucho el estilo que tienen, la verdad) la sección de textil de BabyMoon.
La oferta es variada, se adapta a muchos gustos de los padres (afortunadamente, por el momento no tenemos que “pelearnos” para satisfacer también los gustos de los hijos) y, lo que es más importante, se adapta también a los bolsillos.
Además, el trato, ya lo sabéis, es inmejorable.
