Empezar a pensar en el futuro de la educación de mi hijo que precisamente hoy cumple dieciséis meses puede parecer algo exagerado. Pero a la vista de lo rápido que han pasado sus primeros meses de vida, en los que las etapas se han ido quemando a una velocidad increíble, nada se antoja demasiado pronto en la planificación que los padres podamos hacer sobre elementos que serán necesarios (e ineludibles) en la vida de nuestros hijos.
Uno de los elementos necesarios es la educación que puedan recibir.
Si bien en la guardería ya comienzan a entretejer los mimbres para hacerles personas sociales y adaptadas a vivir en sociedad, más adelante se le van a aportar valores y conocimientos y es interesante poder contar con la ayuda necesaria para aclarar dudas o, sencillamente, forjar criterios de elección.
Como siempre, la red es una fuente de información a la que, no obstante, hay que tratar con la precaución debida. Conviene cerciorarse de lo que se lee, cruzando información, buscando distintos medios, asegurándose de la verosimilitud de quienes publican, su fiabilidad. Es una tarea que no es sencilla pero es fundamental.
Sobre todo si se trata de llegar a decidir el colegio o instituto al que irán nuestros hijos.
Entre la información que se puede obtener, es posible acceder por ciudades a las calificaciones medias y porcentajes de aprobados que tienen los distintos centros en diversas etapas de ciclo educativo.
Se valoran tanto centros públicos como privados-concertados o cien por cien privados.
Y se tienen en cuenta las calificaciones obtenidas por sus alumnos en una serie de cursos concretos. Estas calificaciones se pueden obtener de las diferentes Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas, ya que es información de dominio público.
Se valoran las notas de los distintos centros en segundo de primaria, sexto de primaria, tercero de la ESO y se tienen en cuenta los índices de aprobados en la ESO, en Bachillerato y en Selectividad.
Evidentemente, existen centros que no pueden tener resultados en todas las categorías ya que no necesariamente cubren todos los años de la educación de un niño.
Mención aparte pero de crucial importancia es la cuestión económica. Si bien todos queremos lo mejor para nuestros hijos y, desde ese punto de vista, un centro bien situado en los varemos de cada etapa, en comparación con la media de la Comunidad o del país, sería el ideal, por desgracia muchas veces es inabordable por cuestiones monetarias.
Cada padre y madre podrán decidir, basándose en su preferencia entre público o privado, religioso o no, por encima de la media en calificaciones o en la media, próximo o no al domicilio, asequible económicamente o no, el tipo de centro en el que sus hijos vayan a desarrollar su educación académica.
Afortunadamente, existen hoy en día herramientas para poder aclarar muchas duda que podamos tener los padres.
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