Distress respiratorio neonatal

Distress respiratorio neonatal. Jamás había oído hablar de él  hasta que nació mi hijo. El distress respiratorio neonatal es la dificultad respiratoria que sufre un gran número de bebés al nacer y suele afectar más a los bebés prematuros por la inmadurez de sus pulmones, aunque según me dijeron en el Hospital Sant Joan de Déu, pueden tenerlo también los bebés nacidos a término.

distress respiratorio neonatal

Para lo que una mamá está preparada cuando da a luz a su bebé es para abrazarlo, mirarlo ya que lleva 9 meses imaginándose lo guapo o guapa que será, besarlo, olerlo y en definitiva, tenerlo junto a ella.

Para lo que una mamá no está preparada es para tener a su bebé nada más que dos minutos y previa visita urgente de las pediatras, se lo lleven a la Unidad de Cuidados Intensivos de neonatos.

distress neonatal

Después de pasar una dura semana en cuidados intensivos y reflexionar con mi madre sobre porqué la mayoría de bebés allí hospitalizados eran de sexo masculino, leo que el distress es más frecuente en los niños y también en cesáreas, en el segundo gemelo y en bebés que ya hayan tenido un hermano con estos síntomas.

Tengo que decir que allí no únicamente había niños con distress respiratorio neonatal, aunque sí un par o tres. Había casos mucho más graves que merecían todo el cariño y cuidados que les proporcionaban las enfermeras.

distress respiratorio neonatalTécnicamente, la causa de esta dificultad respiratoria es un defecto en el sistema surfactante, que es el material que recubre los alvéolos pulmonares. Sin ese material que recubre los alvéolos el bebé debe hacer mayor trabajo para respirar y abrir dichos alvéolos.

Cuando me dieron a mi bebé al minuto noté que algo no era normal. Cuando tuve a mi primera hija tal y como me la dieron la puse al pecho y ella empezó a succionar con fuerza, allí, mientras me cosían en el mismo quirófano.

Con este segundo bebé no me atreví a ponerlo al pecho porque me daba la sensación que se ahogaría. Lloraba pero de repente perdía las fuerzas y se callaba cerrando los ojos y echándose sobre mi pecho, como si se desmayara. Así que le dije a la ginecóloga: – A este bebé le pasa algo. Y se acabó la felicidad…porque en seguida vinieron las pediatras y se lo llevaron con la máscara de oxígeno puesta. Lo que en principio iban a ser dos horas en la UCI sería una semana enterita. Ajena a la final duración de la estancia en la UCI, como no se me despertaban las piernas de la anestesia de la epidural, pedí una silla de ruedas para poder bajar y cuando me dejaron entrar ví un bebé llenito de sondas, cables y electrodos por todas partes. Creo que todavía no he acabado de digerir ese mal trago y aunque agradezco al Hospital el acceso las 24h del día a la UCI, no hubiera estado de más poderme quedar en el Hospital mientras el bebé estaba hospitalizado, por lo menos un par de días más que los que me pertenecían por parto.

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