Comer sólido con las manos : primeras experiencias

Ya nos hablaron de comer sólido con las manos en la reunión que tuvimos de la guardería entorno a Navidades, cuando nos contaron la metodología que empleaban.

comer sólido

Nos dijeron que no perdían la ocasión de ofrecer a los pequeños cuando alcanzaban los once meses, más o menos, que experimentaran con las formas, las texturas, las durezas, las temperaturas de alimentos sólidos que ya pueden tomar o que están tomando, aunque sea en forma de purés.

comer sólido

El otro día, aunque nuestro niño ya está casi más cerca de los doce que de los once meses, le dieron a probar macarrones. Parece que no le hacían mucha gracia (¡Cosa rara, teniendo en cuenta lo que nos gusta la pasta a sus padres!), jugueteaba mucho con los macarrones pero comer, lo que se dice comer, no lo hacía. Sin embargo, con los granos de arroz era otra cosa y sí mostraba curiosidad acompañaba de apetito. En eso a salido a su padre, que le privan los arroces, da igual de qué modo esté cocinado.

El caso es que este experimento de la guarde para comer sólido con las manos, nosotros ya lo venimos haciendo en casa desde hace tiempo.

Es sabido por familiares y amigos que, en medio de un berrinche de los buenos, a nuestro hijo (creo que como a la mayoría de los niños de su edad) se le calla de inmediato cuando se le ofrece un currusco de pan. Es verdad que desde que empezó a “jugar” a comer con las manos el pan que le dábamos ha adquirido la costumbre, alentada por nosotros, por supuesto, de expulsar cualquier trozo que mastique y pueda ser demasiado grande. Cuando sucede eso, es gracioso ver cómo él solo abre la boca, acompaña con la lengua el trozo en cuestión hasta los labios y espera pacientemente a que alguno de nosotros le retire el pedazo indeseado para continuar con su labor de asedio al resto del pan.

También le hemos dado trozos de zanahoria. En este caso, además de los juegos con las texturas que practica con manos y dientes, le debe hacer gracia el color, tan distinto a otros alimentos.

comer solido

Algo muy curioso que hemos observado pero que, según nos cuentan, es algo común entre los niños, son sus reacciones ante trozos de cítricos (naranja, limón, principalmente). Se lo acerca, como todo lo nuevo, con precaución, lo prueba apenas metiéndose el gajo en la boca, lo estruja ligeramente con los labios y con los dientes y, por supuesto, pega un respingo al contacto directo con el ácido cítrico para, a continuación, ¡comérselo con mayor insistencia! Como si una vez vencida la resistencia ácida inicial se diese el placer de acabar con el ejemplar.

En definitiva, cada intentona de comer alimentos sólidos con las manos es, para nuestro hijo, todo un ejercicio de aprendizaje. Pero es que para nosotros, sus padres, también lo es.

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Un Padre con la L
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