De la misma forma que cuando uno mismo se encuentra mal hay que cambiar de planes en la medida de lo posible porque lo que pide el cuerpo es descanso, cuando son los y las peques los que caen malitos, debería ocurrir lo mismo y primar por encima de los planes de ocio el descanso y en definitiva, la salud de los más pequeños.
El hecho de que sean pequeños y pequeñas y no puedan expresar lo que sienten o lo que creen que necesitan no es motivo para privarlos del descanso que requiere y necesita el cuerpo cuando por ejemplo hay fiebre.
En ocasiones parece que tengan que ser aquellos que desconocen la paternidad/maternidad los que no entiendan este obligado descanso para los bebés cuando están malitos, pero no es así, ya que en ocasiones he podido ver cómo padres y madres incluso de segundos hijos/as administran el antipirético a sus peques y siguen con sus planes como si tal cosa.
Un niño o niña que está malito, que tiene fiebre por ejemplo, lo que necesita es tranquilidad, cariños y mimos y no salir a la calle o ir a un ruidoso restaurante.
A veces nos sentimos un poco entre la espada y la pared, ya que nos sabe mal cancelar planes porque nuestro peque esté malito, con lo que nos podemos sentir forzados a seguir como si tal cosa, pero… ¿Y si fuera un adulto el que tuviera fiebre o hubiera estado toda la noche vomitando? ¿Sería en el caso del adulto más lícito?
A mi parecer no, de hecho, en mi opinión merece más descanso el pequeño que el adulto por ser un ser más desvalido y con menos defensas que no puede ni expresar lo que le duele o le deja de doler.
Hay más días que panes, así que no pasa nada por cambiar un día un plan, seguro que como dice mi amiga “Lo que viene conviene” y por algún motivo debíais quedaros en casa montando el escalextric. 
¿Qué opináis de cambiar planes si los y las peques están malitos?
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