Para muchos niños, la hora de comer se convierte en un suplicio. Sencillamente, no quieren llevarse nada a la boca, cuanto menos probar alimentos nuevos. Un verdadero trance para sus padres, que han de enfrentarse varias veces al día a la misma historia desesperante.
No sé cuál será la clave, si dependerá de los genes o será una capacidad adquirida, pero a nosotros nos ha funcionado muy bien compartir la mesa con nuestra hija desde que comenzamos con la alimentación complementaria, más o menos. En otras palabras, adaptarnos a sus horarios (europeos, se acabó lo de cenar a las 10 o almorzar a las 3 de la tarde) y comer los tres juntos en la mesa, a la vez.
Porque, a mi modo de ver, comer en familia tiene múltiples beneficios.
Beneficios de comer en familia
- Aprenden a usar los cubiertos a una edad temprana
- Y a beber en vaso
- Se animan a probar nuevos alimentos
- Relacionan el momento de comer o cenar con una actividad divertida que se realiza en familia
- Cuando tienen hambre basta con observar cómo van a la mesa y la señalan
- Se habitúan a comer fruta o verdura, alimentos con mala fama para los niños
Para nosotros los padres puede suponer, quizá, un esfuerzo extra comer o cenar a una hora más temprana de la que estábamos acostumbrados. Por una sencilla razón: la comida o la cena hay que prepararlas. Y si antes cenábamos a las 22 h y preparábamos la cena a las 21 h, ahora que hemos adelantado bastante la hora de cenar, toca ponerse a la faena un poco antes. ¿Conclusión? La tarde se acorta. Y lo mismo ocurre con las mañanas. Pero como se madruga más cuando hay niños en casa, solo hay que reestructurarse un poco 
Aunque, como en todo, cada familia ha de valorar cómo les conviene hacer las cosas, en función de horarios y costumbres. Porque es muy fácil ver los toros desde la barrera, pero las circunstancias son las que mandan.
¿Y tú? ¿Compartes la mesa con tus hijos? ¿Para ti comer en familia es una ventaja o todo lo contrario?
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