La alimentación infantil va cambiando al ritmo que va creciendo nuestro bebé.
Vuestro pediatra os lo irá diciendo. Una vez que se inicia la alimentación infantil complementaria (llega un momento en la vida del niño en que la leche materna sigue siendo buena pero no es suficiente) los pasos que seguir son siempre los mismos.
Ya hemos comentado los primeros en algún otro post. Cereales sin gluten, fruta, verduras… para dar un nuevo paso con la introducción de las proteínas animales. Se suelen añadir al puré de verduras a partir de los seis meses y algo.
La primera curiosidad nos surgió al comprobar que la sugerencia de nuestro pediatra no coincidía con la creencia general en cuanto a con qué proteína empezar. El médico nos dijo que empezásemos con ternera para, pasados unos días en los que viéramos la aceptación que tenía este nuevo ingrediente, alternarlo con pollo. Sin embargo, lo que se oye con más frecuencia es que conviene empezar con pollo, que es una carne con un sabor menos fuerte y que, por tanto, puede ser aceptado de una mejor manera por el niño. Os puedo asegurar que no hay problema alguno en empezar con ternera. Al menos, en nuestro caso, la aceptación ha sido fantástica.
Una cosa que sí es importante a la hora de meter la carne de ternera es saber pedirla. Para eso, la recomendación de vuestro carnicero os ayudará pero, como pauta general, hay que pedir carne roja (según recomendación de nuestro pediatra), sin grasa y, sobre todo, muy importante, que no haga hebras. Si las hiciera, dificultaría que el niño las ingiera bien y podría producir rechazo. Nosotros le preguntamos al carnicero y nos recomendó tapilla de ternera. Apenas tiene grasa y no hace hebras en absoluto.
Pedid un trozo generoso y, ya en casa, divididlo en porciones de unos 30-40 gramos, que serán las que incorporéis en cada puré de verdura. Se pueden congelar individualmente y así tendréis provisiones para varios días. Antes se recomendaba incluir una mayor cantidad de carne en el puré pero estudios recomiendan no extralimitarse.
A la hora de meterlo en el puré, la porción de carne se trocea en pedazos muy pequeños (previa retirada de la posible grasa que pudiera tener) y con un poco de aceite se pasa por la sartén hasta que se le haya ido todo el color rojo de la carne cruda. Después, se añade al puré y se tritura todo, asegurándose de que no queden trozos de carne, por muy pequeños que sean, en el puré.
En el caso del pollo, se puede proceder igual que con la ternera. Muy importante, retirar cualquier grasa adicional que lleve.
Raro será que a vuestro hijo no le guste la novedad. ¡Suerte!
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maravilha!