La cifra es escalofriante. No son uno ni dos, ni tres…son diez mil los niños perdidos que según los servicios de inteligencia europeos han llegado a Europa y han desaparecido.
Son diez mil niños y niñas solos, perdidos sin dejar rastro.
Algunos menores viajan solos, con apenas 13 años, como Ali, que llegó a Lesbos en su camino hacia Alemania. Aquí con 13 años apenas los dejamos ir sólos a la escuela…
Intento no compartir con vosotr@s entradas tristes, sino aquellas que tengan utilidad para el bienestar emocional o la salud de la familia, incluid@s los y las peques, pero no puedo dejar de compartir con vosotros el testimonio de una voluntaria que, habiendo tenido en sus brazos a una bebé que llegó a la isla de Lesbos, no pudo sino sentir impotencia por desconocer su destino.
La bebé Sara llegó mojada y fría y, tras cambiarle la ropa y darle de comer, Teresa no pudo sino dejar de acunarla en sus brazos, pensando que, sino fuera por el sistema burocrático la hubiera adoptado sin dudarlo.
Al parecer la bebé no pertenecía a la supuesta madre, pero desconociendo los motivos y tras varias versiones incongruentes lo único que pudo hacer Teresa es sentir impotencia.
El caso de Sarah es uno de tantos niños y niñas que están pagando la cuenta de una cruel guerra.
Por una parte siento que tengo una immensa suerte de tener cerca y en buenas condiciones a mis hijos pero, por otra, siento una grandísima tristeza por todos esos y esas bebés y niños/as que han sido separados de sus madres/padres posiblemente con la intención de darles una oportunidad y que no se sabe donde acabarán, si perdidos o víctimas de la trata ilegal de personas.
Las ONG y voluntarios/as que están trabajando para hacer lo que debería hacer Europa están viendo cómo se les puede acusar de “tráfico de seres humanos” cuando realmente 5mil de esos 10mil niños se sabe que “se han perdido” en Italia, a manos de grupos criminales.
Realmente es estremecedor. ¿No crees?
